Hoy os voy a contar como perdí mi virginidad. La verdad es que temo que, a pesar de que los nombre están cambiados (siempre los cambio), alguien lea esto y sepa quien soy, porque la historia aunque parezca hasta ficticia, no es ficticia. Es total y absolutamente real, y por eso temo que alguien sepa quien escribe esto, porque es bastante particular.
Perdí la virginidad con 14 años. Con esa edad yo no tenía la mentalidad de cualquier niña, aquel año fue "mi año de rebeldía", y hacia lo que me venía en gana. Me lo pasé genial, aunque me arrepienta de algunas cosas, y una de las cosas que descubrí entonces fue el sexo casi en su totalidad.
Mi mejor amiga celebró su fiesta de cumpleaños en su casa. Su madre le había dejado la casa hasta las 4 y media, y después ella se iría a dormir a casa de su padre. Esta chica, que hoy día ya no es mi amiga por otros motivos, ya por entonces no contaba con demasiados amigos, así que a su cumpleaños acudimos ella, yo y otra amiga de ella, y claro, como eso no es un cumpleaños, invitó a unos conocidos. Recuerdo perfectamente que esa noche llegué tarde porque quedé por la tarde con el gran amor de mi vida, que ya os contaré otro día, y tras una discusión tuve que ir andando a su casa (que no estaba cerca), porque no quise ir en moto con él a ninguna parte. Llegué llorando, porque así me había pasado todo el camino, pero como no quería aguarle la fiesta en seguida me puse a tono con unos cuantos cubatas y unos cuantos porros. La fiesta fue bastante normalita, nada raro dentro de lo que es una fiesta de adolescentes. Mi amiga se metió en la habitación con uno de los chicos, aunque no llegaron a tener relaciones, y a las 4 y media me dijo: "bueno, vamonos a casa de mi padre". Y yo le dije "¿pero vas a dejar en tu casa a estos chicos, que a penas son unos conocidos?". Obviamente la idea era totalmente descabellada, unos chicos de entre 14 y 17 años, que a penas eran amigos suyos, en su casa y sin nadie más. A mí no me apetecía quedarme a "cuidarlos", pero como no iba a dejar que mi amiga llegara al día siguiente y se encontrara la casa hecha unos zorros, le dije que yo me quedaba.
En cuanto ella y la otra chica cruzaron la puerta, ellos empezaron a hacer el imbécil. Al principio les dije que parasen, pero ya me cansé de decirlo. Como ví que no paraban, les pegué un buen grito y les dije "yo ya no os aguanto más, hacer lo que os de la gana". Y me metí en la habitación que tenía la cama de matrimonio.
Al cabo de un rato, oí como uno de los chicos, Jose, les decía "eh vamos a parar de hacer el gilipollas, que la pobre chica se ha quedado aquí sin su amiga por hacerle el favor". Cuando consiguió que todos sus amigos le hicieran caso, llamó a la puerta de la habitación: "¿puedo dormir contigo, es que no quedan más camas ni sofás en la casa?". Y yo, obviamente le dije que sí. En seguida me dijo que si nos hacíamos un porro, nos lo hicimos, empezamos a hablar y apagamos la luz. Poco tardamos en empezar a liarnos, pero entonces entró otro de ellos, Roberto, (sin luz, no veía qué hacíamos) y dijo "me quedo aquí con vosotros, ¿vale?" Y se puso a mi otro lado. Entonces Roberto empezó también a besarme, sin saber que ya lo había estado haciendo con el otro. Estabamos totalmente a oscuros, y ninguno de los dos sabía nada. Al rato, volí a hacer lo propio con Carlos y éste empezó a tocarme. Entonces le dijo a Roberto:
- Oye, ¿por qué no te vas a otra habitación?
- Mejor vete tú, creéme. - le contestó Roberto.
- No, vete tú, porque estabamos liándonos antes de que entraras.
- ¡No te inventes! Me estaba liando yo con ella hace 5 minutos. ¿A que sí? - preguntó dirigiendose a mí.
- Bueno... en realidad me estaba liando con los dos. - contesté yo.
A ellos les dió muchísimo morbo y enseguida empezaron a tocarme. Yo hice lo mismo con uno de ellos, a ratos con uno y a ratos con otro. Cuando todos estábamos sin pantalones, entró otro sin avisar, que con la luz que procedía del pasillo, vió perfectamente el panorama. Éste en seguida cerró la puerta, y se oyó como le decía a los otros dos chicos:
- ¡Tíos! ¡Se están montando un trío!
Mientras tanto nosotros nos pusimos los pantalones, prediciendo que volverían a entrar, y así fue. El mismo que había abierto la puerta, Santos, entró y se puso a hacer comentarios tipo: "madre mía la niña, ¿no?". A todo esto, cabe recordar que yo tenía 14 años y el mayor de ellos 17. Entonces preguntó con una risa bastante pícara "¿y yo también me puedo quedar aquí?". Y mientras los otros le decían que no, yo tardé un rato en decir tímidamente "que se quede, que se quede".
Fue cuestión de minutos que de pronto estuviera cachondísima, con tres hombres dedicándose exclusivamente a mi placer. Sí, yo también les daba lo suyo, pero estoy segura de que yo aún disfruté muchísimo más. Tres lenguas y seis manos para una, son mucho más que una boca y dos manos para tres... Lo cierto es que de puro placer, había alcanzado un punto en que ya ni si quiera era consciente de lo que estaba haciendo. Tan sólo disfrutaba de cada milímetro de mi cuerpo y de los suyos. Tan es así, que otro de ellos, Edgar, abrió la puerta y ninguno de nosotros se quejó en absoluto. Se unió a nosotros, y como yo no daba más de sí, mientras estaba con uno y otro, los restantes se masturbaban. Santos me hizo el mejor cunnilingus que me han hecho hasta el día de hoy en toda mi vida. Increíble, cuando pienso todo el placer que concentré en mi cuerpo esa noche, a veces pienso que fue un sueño. Pero no, no lo fue. Fue mucho mejor que eso porque el placer era totalmente real.
Evidentemente, podéis imaginaros la cara que se les quedó cuando, en medio de esa especie de orgía o quinteto, como queráis llamarlo, uno de ellos me dijo que quería follar y yo le solté "soy virgen". Se empezaron a reír porque realmente pensaban que lo decía en broma. Es lógico, nadie creería que una mujer que está manteniendo sexo con 4 tíos sea virgen. Entonces yo les insistí, que iba en serio, y aunque no se lo acabaron de creer, uno de ellos me preguntó: "¿y qué, quieres perder hoy la virginidad?". Y yo, que no podía estar más caliente, les dije "sí". En seguida se preguntaron quién llevaba condones y nadie llevaba. Uno de ellos salió a buscar al que estaba durmiendo por si él tenía. Y qué casualidad, que justo el que estaba durmiendo, tenía uno en la cartera. Al haber sólo uno, surgió la duda: "¿a cuál de los 4 te quieres follar?". Y yo, que me debatía entre Santos y Jose, les dije "a Jose", porque era el mayor de ellos y pensé que tendría más experiencia (hoy en día me río de pensar que aquello era experiencia).
Todos abandonaron la habitación y nos quedamos solos Jose y yo. La verdad es que no tenía ningún miedo: en primer lugar, porque perdí el himen de pequeña montando a caballo, y en segundo lugar, porque después del tiempo que había pasado con tantos hombres para mí sola, no podia más que pensar en querer más y más. Me dejé guiar por él, que me dijo "ponte arriba" y la verdad es que no hizo falta mucha más instrucción. Hoy en día, cuando pienso en aquel polvo, pienso que estuve fatal, pero a pesar de eso, Jose me repetía una y otra vez que no se creía que fuese virgen. Lo que es más, incluso después de desvirgarme, se convenció de que definitivamente yo no era virgen antes de eso, aunque realmente lo era.
Por último, resaltar lo que me ponía cachondísima cuando estábamos los cuatro en la habitación: entre ellos comentaban "joder, qué guarra es, cómo no te hemos conocido antes, es una máquina, eres la mejor tía del mundo, si llegamos a saber que eras así te habríamos cogido nada más entrar por la puerta". Y por eso de llamarme guarra, en otro contexto les habría dado un guantazo, pero en aquel momento, fue algo que me ponía aún más.
Y bien, esta es la historia de como perdí mi virginidad. Desde luego, no es la típica con tu novio de tres años ni en un Ford Fiesta, lo sé. De los chicos no he vuelto a saber mucho de ellos, a veces me los encuentro en algunos locales. Lo cierto es que me he montado más tríos y sólo en una ocasión más, un "cuarteto", pero me encantaría repetir algo así, aunque es difícil que se presente una ocasión así sin buscarla. Yo, por lo menos, no desaproveché la que tuve, y aunque a veces pienso que me hubiese gustado perder la virginidad con otras personas más especiales que ha habido en mi vida, no me arrepiento de haberlo hecho así, porque sin duda es una historia como para acordarte el resto de tu vida.
Perdí la virginidad con 14 años. Con esa edad yo no tenía la mentalidad de cualquier niña, aquel año fue "mi año de rebeldía", y hacia lo que me venía en gana. Me lo pasé genial, aunque me arrepienta de algunas cosas, y una de las cosas que descubrí entonces fue el sexo casi en su totalidad.
Mi mejor amiga celebró su fiesta de cumpleaños en su casa. Su madre le había dejado la casa hasta las 4 y media, y después ella se iría a dormir a casa de su padre. Esta chica, que hoy día ya no es mi amiga por otros motivos, ya por entonces no contaba con demasiados amigos, así que a su cumpleaños acudimos ella, yo y otra amiga de ella, y claro, como eso no es un cumpleaños, invitó a unos conocidos. Recuerdo perfectamente que esa noche llegué tarde porque quedé por la tarde con el gran amor de mi vida, que ya os contaré otro día, y tras una discusión tuve que ir andando a su casa (que no estaba cerca), porque no quise ir en moto con él a ninguna parte. Llegué llorando, porque así me había pasado todo el camino, pero como no quería aguarle la fiesta en seguida me puse a tono con unos cuantos cubatas y unos cuantos porros. La fiesta fue bastante normalita, nada raro dentro de lo que es una fiesta de adolescentes. Mi amiga se metió en la habitación con uno de los chicos, aunque no llegaron a tener relaciones, y a las 4 y media me dijo: "bueno, vamonos a casa de mi padre". Y yo le dije "¿pero vas a dejar en tu casa a estos chicos, que a penas son unos conocidos?". Obviamente la idea era totalmente descabellada, unos chicos de entre 14 y 17 años, que a penas eran amigos suyos, en su casa y sin nadie más. A mí no me apetecía quedarme a "cuidarlos", pero como no iba a dejar que mi amiga llegara al día siguiente y se encontrara la casa hecha unos zorros, le dije que yo me quedaba.
Al cabo de un rato, oí como uno de los chicos, Jose, les decía "eh vamos a parar de hacer el gilipollas, que la pobre chica se ha quedado aquí sin su amiga por hacerle el favor". Cuando consiguió que todos sus amigos le hicieran caso, llamó a la puerta de la habitación: "¿puedo dormir contigo, es que no quedan más camas ni sofás en la casa?". Y yo, obviamente le dije que sí. En seguida me dijo que si nos hacíamos un porro, nos lo hicimos, empezamos a hablar y apagamos la luz. Poco tardamos en empezar a liarnos, pero entonces entró otro de ellos, Roberto, (sin luz, no veía qué hacíamos) y dijo "me quedo aquí con vosotros, ¿vale?" Y se puso a mi otro lado. Entonces Roberto empezó también a besarme, sin saber que ya lo había estado haciendo con el otro. Estabamos totalmente a oscuros, y ninguno de los dos sabía nada. Al rato, volí a hacer lo propio con Carlos y éste empezó a tocarme. Entonces le dijo a Roberto:
- Oye, ¿por qué no te vas a otra habitación?
- Mejor vete tú, creéme. - le contestó Roberto.
- No, vete tú, porque estabamos liándonos antes de que entraras.
- ¡No te inventes! Me estaba liando yo con ella hace 5 minutos. ¿A que sí? - preguntó dirigiendose a mí.
- Bueno... en realidad me estaba liando con los dos. - contesté yo.
A ellos les dió muchísimo morbo y enseguida empezaron a tocarme. Yo hice lo mismo con uno de ellos, a ratos con uno y a ratos con otro. Cuando todos estábamos sin pantalones, entró otro sin avisar, que con la luz que procedía del pasillo, vió perfectamente el panorama. Éste en seguida cerró la puerta, y se oyó como le decía a los otros dos chicos:
- ¡Tíos! ¡Se están montando un trío!
Mientras tanto nosotros nos pusimos los pantalones, prediciendo que volverían a entrar, y así fue. El mismo que había abierto la puerta, Santos, entró y se puso a hacer comentarios tipo: "madre mía la niña, ¿no?". A todo esto, cabe recordar que yo tenía 14 años y el mayor de ellos 17. Entonces preguntó con una risa bastante pícara "¿y yo también me puedo quedar aquí?". Y mientras los otros le decían que no, yo tardé un rato en decir tímidamente "que se quede, que se quede".
Fue cuestión de minutos que de pronto estuviera cachondísima, con tres hombres dedicándose exclusivamente a mi placer. Sí, yo también les daba lo suyo, pero estoy segura de que yo aún disfruté muchísimo más. Tres lenguas y seis manos para una, son mucho más que una boca y dos manos para tres... Lo cierto es que de puro placer, había alcanzado un punto en que ya ni si quiera era consciente de lo que estaba haciendo. Tan sólo disfrutaba de cada milímetro de mi cuerpo y de los suyos. Tan es así, que otro de ellos, Edgar, abrió la puerta y ninguno de nosotros se quejó en absoluto. Se unió a nosotros, y como yo no daba más de sí, mientras estaba con uno y otro, los restantes se masturbaban. Santos me hizo el mejor cunnilingus que me han hecho hasta el día de hoy en toda mi vida. Increíble, cuando pienso todo el placer que concentré en mi cuerpo esa noche, a veces pienso que fue un sueño. Pero no, no lo fue. Fue mucho mejor que eso porque el placer era totalmente real.
Evidentemente, podéis imaginaros la cara que se les quedó cuando, en medio de esa especie de orgía o quinteto, como queráis llamarlo, uno de ellos me dijo que quería follar y yo le solté "soy virgen". Se empezaron a reír porque realmente pensaban que lo decía en broma. Es lógico, nadie creería que una mujer que está manteniendo sexo con 4 tíos sea virgen. Entonces yo les insistí, que iba en serio, y aunque no se lo acabaron de creer, uno de ellos me preguntó: "¿y qué, quieres perder hoy la virginidad?". Y yo, que no podía estar más caliente, les dije "sí". En seguida se preguntaron quién llevaba condones y nadie llevaba. Uno de ellos salió a buscar al que estaba durmiendo por si él tenía. Y qué casualidad, que justo el que estaba durmiendo, tenía uno en la cartera. Al haber sólo uno, surgió la duda: "¿a cuál de los 4 te quieres follar?". Y yo, que me debatía entre Santos y Jose, les dije "a Jose", porque era el mayor de ellos y pensé que tendría más experiencia (hoy en día me río de pensar que aquello era experiencia).
Todos abandonaron la habitación y nos quedamos solos Jose y yo. La verdad es que no tenía ningún miedo: en primer lugar, porque perdí el himen de pequeña montando a caballo, y en segundo lugar, porque después del tiempo que había pasado con tantos hombres para mí sola, no podia más que pensar en querer más y más. Me dejé guiar por él, que me dijo "ponte arriba" y la verdad es que no hizo falta mucha más instrucción. Hoy en día, cuando pienso en aquel polvo, pienso que estuve fatal, pero a pesar de eso, Jose me repetía una y otra vez que no se creía que fuese virgen. Lo que es más, incluso después de desvirgarme, se convenció de que definitivamente yo no era virgen antes de eso, aunque realmente lo era.
Por último, resaltar lo que me ponía cachondísima cuando estábamos los cuatro en la habitación: entre ellos comentaban "joder, qué guarra es, cómo no te hemos conocido antes, es una máquina, eres la mejor tía del mundo, si llegamos a saber que eras así te habríamos cogido nada más entrar por la puerta". Y por eso de llamarme guarra, en otro contexto les habría dado un guantazo, pero en aquel momento, fue algo que me ponía aún más.
Y bien, esta es la historia de como perdí mi virginidad. Desde luego, no es la típica con tu novio de tres años ni en un Ford Fiesta, lo sé. De los chicos no he vuelto a saber mucho de ellos, a veces me los encuentro en algunos locales. Lo cierto es que me he montado más tríos y sólo en una ocasión más, un "cuarteto", pero me encantaría repetir algo así, aunque es difícil que se presente una ocasión así sin buscarla. Yo, por lo menos, no desaproveché la que tuve, y aunque a veces pienso que me hubiese gustado perder la virginidad con otras personas más especiales que ha habido en mi vida, no me arrepiento de haberlo hecho así, porque sin duda es una historia como para acordarte el resto de tu vida.
Muuuy bueeno tu bloog! Felicidades. Lo seguiré más a menudo.
ResponderEliminarUn beso!
Natalia
Una historia muy excitante. Pienso que lo que tenemos (y lo que queremos) depende de nuestras experiencias. Menudo inicio.
ResponderEliminarMe fascina. No todo el mundo disfruta así del sexo, y menos, la primera vez.
ResponderEliminarHe leído unas cuantas de tus entradas, todas me gustan. En especial la del chico en las fiestas de un pueblo. Guau.
Espero poder leerte más a menudo.
Acabo de crear un blog. Si te pasas, espero que te guste;)
Uyyy, que anecdota!!! es la primera vez que veo tu blog, y me voy a quedar por aquí con mucho gusto ;)
ResponderEliminarmaestra!!, muy buen realto, se me movio todo jaja, felicitacions me encanta tu blog
ResponderEliminarwow q forama tan inusual pero q buena experiencia eee, pues es la primera vez que paso por aqui, y me pienso quyedar, espero pases a Mi primera vez (es mi blog) y algun dia participes, un abrazote desde Jalisco Mexico
ResponderEliminarHey Nena, me gusto tanto tu blog, que me tomé la libertad de dedicarte un post, para invitar a mis sexxxosos a visitarte, ¡y ya veo que dos de ellos se han pasado por aquí!
ResponderEliminarhttp://susanitalasexosa.blogspot.com/2010/01/algo-mas-que-sexo.html
HoLaaa ... WoW .. Hace Tan solo 2 dias Staba leyendo tu blog, mientras decia: Algun diA kierO contar mis anecDotas D = Formaa =3 jiji Pero La vrd K Yo A mis 20 Años Jamaz Antes habia tenidO sexO ... Solo oraL y lo tipicO deL faje (16) PerO HOY tengO una HisToria D DESVIRGINACIOn k contar!!.. Me ENCANTA LA IDEA D 1 TRIO pffff!! .. =D ... Felicidades por tu BloGg.. ;) ...
ResponderEliminarYo hoy senti mucho dOlor y tenia MucHos nerviOs No logre cOncentrarme Del TodoO y d ecHo Fue a escondidaS y HulleNdO .. Tsss..!! PerO bueNo Tmb tuve placer Y me enKnatO =) T mando besitOs
Cuando
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